Hoy he recordado que cuando de pequeño, por curioso me había tropezado 220 veces.
Recuerdo que me habían cambiado de colegio en 5to de primaria, porque en en el colegio todos mis compañeros se habían ido a otros colegios, en otras palabras estaba solo, absolutamente solo. El director no tuvo mejor idea que ponerme en un salón de 1ro de primaria, pero esto duró poco ya que mis padres habían encontrado un colegio, relativamente cerca, quizás un poco peligroso por estar en una avenida, sin embargo uno tiene que acostumbrarse a andar solo.
En este colegio había de la más diversa clase de personas, las cuales no sabría decir si eran buenas, malas o regulares en el sentido de si me eran agradables. Julo César Tello, ese era su nombre, creo que existen numerosos colegios con ese nombre, pero eso ya no importa, en la actualidad el colegio ya no existe, ahora es una mecánica, siempre lo fue, cada día encontraba aceite en el patio, olor a grasa además de que se podía ver numerosos vehículos desarmados por un agujero de un portón, que mas podría ser?: una mecánica.
En mi aula había un alumno de baja estatura, tez clara, pelo rizado y ojos chinos, le decian "chato" muy comun no?, pues asi le decian, no recuerdo muy bien como es que me enteré que vivia a unas cuadras atrás de la casa donde vivia yo en ese entonces, no recuerdo si fue cuando tomamos el mismo autobus o es que coincidimos caminando, ya que se podia caminar por una ciclovia que llevaba directo al paradero. Aquellos tiempos el pasaje era 30 centimos, una cantidad no muy grande, quizas por ello no nos queria recoger el autobus, sin embargo se podria sacar ventaja de esto ya que podiamos comprar unas paletas de fresa, algo pequeñas en forma de hexágono, estas eran suficientes para el camino, más si uno podia contar con una conversacion o clases de "dialecto" que podia tener con la compañia durante la caminata.
Esos tiempos mi lonchera consistia en una botella, una convensional de vidrio con avena con leche (esos tiempos aun me gustaba la leche), y uno o dos panes con queso, no eran el manjar de los dioses pero eran una interesante combinacion hecha por mi madre, era mi deber dejar la batella vacio y no sobrar ningun pan. Ya para esos tiempos tenia curiosidad por los artefactos eléctricos: habia hecho una linterna con un pedazo de tubo de PVC, una rosca de la manguera que une el grifo del baño a la fuente de agua y un poco de cinta Masking Tape, era lo que tenia a la mano pero era suficiente, un par de pilas y un foquito de linterna, eso era todo; el perno era de un amigo de 4to de primaria, era una gran hazaña hacer encender un foquito, sin la ayuda de ningun manual y de ningun adulto, era algo único.
Como la lonchera se habia vuelto algo monótona y mis curiosidades por la electricidad empezaba a florecer de nuevo, tuve que encontrar una forma de parchar aquellas inquietudes. Aqui es donde entra "chato".
En la hora de lonchera, que era la misma que la del recreo empezamos una conversacion:
-¿Sabes donde venden focos como este?-le pregunté mientras tomaba mi quaker y a la vez le mostraba un foquito de auto que habia encontrado por ahi (Les mencione que mi colegio era una mecanica?).
-¡Pues claro tengo monton de esos en mi jato!-
-¿Asi?- Traeme uno pues......que dices?-
-Pero...¿Que me das?-
(Era evidente)-¿Que tal mi lonchera?-
-¡Ya pues!-(Es decir trato hecho!!).
Se podria decir que en ese instante se concreto un contrato con acuerdo de voluntad de ambas partes, si hubieramos firmado algun documento hubiera sido del todo legal, "acuerdo de ambas partes, con voluntad de cerrar un trato y/o inplicita accion de conformidad de ambas partes para el acuerdo es suficiente para validar un contrato como legal", como diria mi profesor de legislación.
Entonces pues, por cada lonchera mia, era un foco suyo y yo, por supuesto juntaba las bombillas con mucho recelo para algun dia tener el valor de encenderlas, digo valor porque habia probado encenderlas con el par de pilas de mi linterna, incluso pedí financiamiento para comprar más pilas, pero ni asi pude llegar a los doce voltios que requeria, solo lograba que se pusiera ligeramente dorado su filamento, por ello habia pensado pasar a las ligas mayores, o deberia decir tensiones mayores, el tomacorriente de pared parecia una fuente interminable de energia suficiente para lograr mi objetivo: ver la fuerte luz y sentir el calor de su radiacion. Sí que lo consegui pero por poco tiempo.
Despues de haber conseguido un cable de plancha viejo, con un enchufe tomé la decision y puse mi plan en marcha: pelé los dos extremos, uno de ellos lo enrosque de tal forma que parezca una soga para luego formar un anillo que envuelva la parte metálica de la bombilla, el otro extremo deberia de estar en cualquier forma, sólo era necesario unirlo con la punta metalica inferior del foco.
Recuerdo que alguien estaba en la sala, no recuerdo quien era, pero estaba estudiando, entonces me dije:
-¡Es ahora o nunca!-
Procedi a enchufarlo al tomacorriente-¡Listo!- ahora solo falta unir la punta del foco con el otro extremo, era solo hacer esa conexion y veria la tan anhelada luz que iluminaria la sala.
-Nadie me esta mirando-(Asi es el destino)-
-¡Cuando brille se sorprenderán!-(y vaya que se sorprendieron)
Comenzé el viaje que consistia en llevar mi mano derecha, que llevaba el cable, hasta la punta del foco, lo acerqué lo suficiente como para que mi mano haga el resto del camino, asi podia fijar mis ojos en la propiamente dicha bombilla, fueron segundos de suspenso, temor y ansias, todas combinadas en aquella fraccion de tiempo, era algo subliminal.
-¿Una foto?-me pregunté.
-¿Alguien me ha tomado una foto?-
-¡Una explosion!-
-¡No!, Aun estoy vivo.
-¿Qué fue?-
Aquella luz fue lo que esperaba: intensa, brillante, fuerte en todas las direcciones, no recuerdo algun ruido, pero si recuerdo la luz, empezó como un punto desde el centro del filamento y subió hasta ya no más poder (que iba a poder), llegó a cubrir todo mi campo visual: todo lo que veia era la luz, un inmenso brillo, no recuerdo en que momento se detuvo porque en mis ojos aun estaba la luz, pero poco a poco se fue desvaneciendo y pude ver lo que habia pasado.
La pared, mi mano, parte de mi ropa y el foco por supuesto, estaban de color oscuro: la pared parecia haber sido manchada con un globo de humo al estilo de un carnaval febrerino, mis manos y mi ropa se encontraban de forma similar.
-¿Alguien vino a auxiliarme?-no lo recuerdo.
-¿Alguien se dio cuenta?-Creo que no.
En ese momento supe que me faltaba mucho para llegar a las ligas mayores: 220 voltios eran la meta, pero me habia tropezado.
